Las obras monumentales y ricamente pigmentadas de Bosco Sodi son celebraciones de color puro. Crea sus monocromos densos utilizando pigmento crudo mezclado con aserrín, pulpa de madera, fibras naturales y pegamento, que aplica, capa por capa, a grandes losas de madera. A medida que las piezas se secan, las superficies se agrietan y recuerdan fenómenos geológicos como la lava y la tierra quemada. Sodi premia los pigmentos naturales, utilizando materiales como lapislázuli, índigo, carbón y hollín para hacer vibrar sus pinturas con energía orgánica. Según Sodi, las piezas terminadas están aún más ligadas a la tierra por aspectos como la altitud y la humedad del lugar donde fueron hechas. A pesar de su tamaño abrumador, cada pieza se crea, ha dicho el artista, en una “acción continua, como una performance.