Madrid, 1961
La pintura es el motor del desarrollo artístico y vital de María Aranguren. Es pintando como avanza en la búsqueda de formas de comunicación visual que responden a sus anhelos y donde se le plantean nuevos retos.
La obra de María Aranguren se enmarca dentro de la abstracción. Los elementos sustanciales que maneja son: la composición, el color, la presencia de luz, la geometría y el azar.
Investiga en el campo plástico de los colores, pigmentos, formas, transparencias, veladuras y brillos, ahondando en el propio hecho de pintar, procediendo con contención al trabajar analíticamente ensayando con cautela las posibilidades que desarrolla a través de series de obras.